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La seguridad vial no es natural


Quede claro desde el principio que vidas son vidas. 
La siguiente reflexión no cuestiona de manera alguna y COMPARTE la pérdida y el dolor que representa la muerte o lesiones de una persona en un siniestro, sea este de cualquier especie y condición.
¿Qué me “moviliza” a compartir estas ideas?: la reacción de la sociedad que se “espanta” frente a un hecho natural (la caída de un rayo) y “naturaliza” resignada la consecuencia del accionar errado del hombre (siniestralidad vial).
Espanta el hecho de que un rayo matara e hiriera personas en una playa, disfrutando de vacaciones. Y es lógico que espante un hecho natural que el hombre aún no consiguió prevenir con justeza (como tornados y huracanes). Desde la “explicación” determinista del rayo como “castigo divino”, al fenómeno natural científico de nuestros días se avanzó muchísimo (determinación de probabilidades de tormentas eléctricas y defensas como el pararrayos), pero aún no hemos podido precisar el punto y momento exacto de su caída a tierra.
Un Gobernador, varios funcionarios provinciales, dos fiscales en turno, todos los medios de difusión gráfica y audiovisual, etc. se desplazaron al lugar del hecho natural que espanta. Y es lógico que espante un hecho natural que se verifica 1 vez en cada 600.000.
Ahora bien; “la pregunta del millón” es ¿qué nos pasa como sociedad que no nos espanta la muerte, heridas y destrucción por un acto que NO es natural como el siniestro vial? 
Este jueves 9 de enero en Argentina se produjeron por lo menos cuatro veces más muertes (en el acto) y lesionados graves en siniestros viales, que en la tragedia de la naturaleza en Villa Gesell. En el mismo territorio de la Provincia en las localidades de La Plata, Tandil, Pilar, Las Flores, Bahía Blanca, etc. se produjeron una mayor cantidad de siniestros viales graves. Y lamentablemente se vuelven a reiterar día a día.

La probabilidad estadística que un argentino padezca un siniestro vial grave es 1 en 20 años ó en 7.300 días. Dudo mucho que presencie 600.000 tormentas eléctricas (no le alcanzarían 10 vidas).
Pero eso NO NOS ESPANTA. Hemos “naturalizado” el siniestro vial. 
Hemos “transformado” el acto (humano) en un hecho (natural).

Insisto: no minimizo ni desprecio el espanto social frente al hecho de la naturaleza trágico. Menos al dolor provocado. Vidas son vidas.

Lo que a mi me “espanta” es la “naturalización”, la falta de conciencia de riesgo de la sociedad, del siniestro vial. Y que se traduce en la muerte de un niño de 2 años, ese mismo jueves, en la localidad de Grünbein, arrollado en la vereda por la camioneta de un vecino que olvidó colocar el freno de mano en la pendiente.
“La seguridad vial no es accidental” reza el lema de la década mundial de la Seguridad Vial. Y yo agregaría NO ES NATURAL.
Y no es falta de “pararrayos” lo que padecemos: cinturones de seguridad, cascos, sistemas de retención infantil, airbags, y tantos etcs.

Nos falta conciencia de riesgo y asumir que el siniestro vial es consecuencia directa de nuestros actos (por acción u omisión) y no de la naturaleza.

En este tema sabemos muy bien donde y cuando “caerá el rayo”.

Buenos Aires, 10 de enero de 2014
Dr. Eduardo Bertotti
Director ISEV

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